¿Por qué aparece la celulitis?
La celulitis aparece por diversas causas: hormonales,
hereditarias, estilo de vida, sedentarismo o alimentación inadecuada. En
principio, es un problema eminentemente femenino y, en esencia, se debe a una
mala circulación sanguínea.
Las reservas de grasas, mezcladas con toxinas, se acumulan
en ciertas partes (muslos, tripa, caderas) dando lugar a la celulitis. En su
fase más acusada se denomina "piel de naranja".
Entonces, si combatimos la mala circulación cambiando
hábitos de vida, ayudamos a mejorar la celulitis. Desgraciadamente, este
problema de estética femenina no solo desaparece con una dieta (aunque ayuda
bastante).
Tienes que apoyarte, además, en productos cosméticos y en
ejercicio continuado. Hoy hablamos solo de pautas alimentarias que ayudan a
reducir la celulitis al permitir la eliminación de líquidos y una correcta
circulación.
Pautas a seguir en una dieta para la celulitis
Empezamos con lo que no debes hacer o consumir:
- Modera la sal, salsas, picantes y especias. Prepara los alimentos con hierbas frescas y sin mucho aderezo.
- No tomes, en exceso, chocolates y dulces.
- Elimina bebidas con gas, burbujas y azúcar.
- Reduce la ingesta de calorías. Aunque también la padecen mujeres muy delgadas, está relacionada con el sobrepeso.
- Cambia la leche de vaca por una de almendras, sin azúcar. Tu sistema linfático de lo agradecerá… y tus piernas también.
- No picotees y destierra barritas saladas, patatas fritas o snacks.
- Elimina las carnes rojas, embutidos, curados, ahumados y salazones.
- Reduce el consume de alcohol al mínimo (para una ocasión especial).
Por el contrario, es adecuado que sigas las siguientes pautas alimentarias:
- Si puedes, reduce las dosis de café y, en su lugar, disfruta del delicioso té verde o té rojo.
- Es imprescindible un aporte de fibra que puedes encontrar en cereales integrales, legumbres, frutas y verduras.
- Cocina a la plancha con poca grasa (apenas una cucharada) y modera la ingesta de calorías.
- Decántate por los pescados azules. Elige carnes blancas (pollo o pavo) y reduce al mínimo (una vez al mes) las rojas (cordero, vaca, ternera o cerdo).
- Bebe, al menos, 2 litros de agua al día.
- Apúntate a los zumos naturales.
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